La diversidad del paisaje patagónico se aprecia en todo su esplendor desde la cima de los cerros. Con más de 1000 metros de altura, el Cerro Campanario ofrece uno de los panoramas más impactantes de Bariloche. Vale la pena ascender al cerro para contemplar la naturaleza a nuestros pies y respirar el aire fresco de montaña.

El Cerro Campanario se sitúa a 17 kilómetros de Bariloche y es uno de los sitios más visitados dentro del tradicional Circuito Chico. La base de la elevación se encuentra en el kilómetro 17,5 de la Avenida Bustillo, que conduce al lugar en un trayecto dinámico contemplando las costas del Lago Nahuel Huapi.

Una vez en las faldas del cerro, se puede subir a pie o en aerosilla. Ambas formas son igualmente disfrutables y proporcionan una experiencia única de aventura y ecoturismo. Para quienes gustan de la caminata, el ascenso se realiza por senderos de baja dificultad entre los frondosos bosques. Hay carteles informativos sobre la flora nativa, para que el turista conozca con mayor profundidad la riqueza ecológica de la región.

La subida en aerosilla, por su parte, es uno de los paseos clásicos de Bariloche. El tranquilo trayecto aéreo dura siete minutos en los que el viajero se siente suspendido y sumergido a la vez en la envolvente belleza del paisaje. El horario de la aerosilla se extiende hasta las 18 horas en invierno y las 19:30 en verano, y el pasaje cuesta unos 25 pesos argentinos.

 En los distintos tramos del ascenso la vista panorámica adquiere diferentes perspectivas, hasta llegar a los incomparables miradores de la cima. Allí se abarca un panorama de 360 grados que conjugan los sitios naturales más representativos de la geografía patagónica: el Lago  Nahuel Huapi, la Isla Victoria, el Lago Perito Moreno, los cerros Otto, López, Bellavista, Goye, Catedral y Capilla, las penínsulas San Pedro y Llao Llao, la laguna El Trébol, la Colonia Suiza y otros poblados de la zona. Los verdes, ocres y azules se mezclan en un paisaje que parece pintado. En invierno, la nieve emblanquece los árboles y cerros confiriendo al paisaje un encanto particular.

En lo alto del Cerro Catedral hay una cálida confitería donde se puede contemplar la vista mientras se toma una merienda caliente con delicias caseras, tanto en el salón –con amplios ventanales- como en las terrazas. El mirador de la confitería, con 20 metros de altura, ofrece el punto de vista más elevado para observar el paisaje. También hay una tiendita de souvenirs para llevarse un recuerdo de la zona, aunque sin duda los recuerdos más imborrables son los que quedan en la retina, tras haber contemplado uno de los panoramas más bonitos del continente.